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Raphael Bordallo Pinheiro dio a los azulejos un enorme valor decorativo y con ellos cubría grandes superficies exteriores e interiores. Los azulejos - figu-rativos, en relieve o con otros motivos - mostraban un gran esmero y originalidad en sus composiciones, diseños y en los colores de sus vidriados. Después de regresar de la Exposición Universal de París, en 1889, Bordallo experimentó con las sinuosas líneas del Modernismo retratando saltamontes, mariposas, ranas con nenúfares y cangrejos, con un estilo inteligente que da origen a un universo de azulejería único. Continuando con la tradición, Bordallo Pinheiro desafía las técnicas de la cerámica (y la escala) y reproduce algunos de estos motivos en una colección contemporánea de tres grandes platos. Enmarcados por una amplia cenefa vidriada que los abraza, los azulejos conservan su habitual atractivo y su innata atemporalidad.